
Dmitri Sirenko estaba jugando con su hermana en la costa de la isla Russki en la región rusa de Primorski cuando encontró una extraña rocas con marcas de un esqueleto.
“Amo mucho a los dinosaurios y siempre soñé con encontrar los huesos de uno que sea real”, cuenta el pequeño Dmitri.
Y continúa reviviendo su experiencia: “Estaba mirando las piedras todo el tiempo y preguntándole a mamá. ‘¿Tal vez es uno?’. Y encontramos esta piedra inusual”.
El fósil pertenecía a la caja torácica del Ictiosaurio y se presume que la columna vertebral podría estar intacta, difunde Sputnik Mundo.
Los padres del niño mandaron las fotos del hallazgo a los especialistas, quienes constataron la veracidad y confirmaron que se trataba del fósil de un Ictiosaurio.
“Todavía no sabemos si hay fragmentos de cráneo en las rocas. ¡Eso hubiera sido absolutamente increíble! Aunque este ictiosaurio podría haber perdido la cabeza hace 250 millones de años”, explico el paleontólogo Yuri Bolotski.
Los restos del gigantesco reptil marino hallado por el niño ruso fueron transportados para su posterior estudio.