La iniciativa, que busca acompañar a jóvenes de 28 de Noviembre y la Cuenca Carbonífera en sus estudios terciarios y universitarios, entregó premios en efectivo y se enmarca en un proyecto legislativo para modernizar el sistema provincial de becas.
Este lunes, la Diputación por Pueblo de 28 de Noviembre, encabezada por la diputada provincial Lorena Ponce, llevó adelante el segundo sorteo destinado a estudiantes que cursan carreras terciarias y universitarias, tanto en la Cuenca Carbonífera como en otras localidades del país. La propuesta, gestionada por su equipo de trabajo, entregó tres premios: un primer premio de $100.000, un segundo premio de $50.000 y un vaso térmico para el tercer lugar.
La actividad, transmitida en vivo, reunió a jóvenes que previamente se inscribieron en la base de datos de la Diputación, que releva desde diciembre de 2023 a todos los alumnos regulares que continúan estudios superiores en la región y fuera de ella. “Es un pequeño gesto para estar presentes y acompañar, sin discriminar el lugar donde estudien. Sabemos que el contexto económico actual es complejo y que cada gasto extra pesa en la economía familiar”, expresó Fabián “Pepe” Zerpa, integrante del equipo de Ponce.
El relevamiento responde a una preocupación central de la diputada, quien lleva más de dos décadas en el ámbito educativo y conoce de cerca las dificultades que enfrentan los estudiantes. En este sentido, Ponce presentó un proyecto de ley para actualizar el sistema provincial de becas, al que calificó de “obsoleto” y “desactualizado”. También impulsa que la Legislatura de Santa Cruz destine parte de su presupuesto a un fondo de becas propio.
Zerpa remarcó que la realidad de los jóvenes del interior santacruceño difiere de otros puntos del país, debido a los elevados costos de transporte, alojamiento y materiales. “Muchos chicos han tenido que abandonar sus estudios por no poder sostener un alquiler o costear sus gastos”, señaló.
Además del sorteo, el equipo de la diputada desarrolló otras actividades comunitarias, como un taller de armado de juguetes de madera para niños y un curso básico de informática, reafirmando el compromiso de aportar a la formación y al bienestar de la comunidad. “No es una solución definitiva, pero es una manera de decirles a nuestros estudiantes que no están solos”, concluyó Zerpa.
