Un espacio nacido del sueño de resguardar la memoria local cumplió tres años y lo celebró junto a pioneros, antiguas familias pobladoras y vecinos que mantienen vivo el espíritu de la Cuenca.

El Museo Histórico Municipal de Río Turbio celebró su tercer aniversario con una emotiva jornada comunitaria que reunió a vecinos, pioneros y familias que han sido parte fundamental de la historia de la Cuenca Carbonífera. La celebración incluyó el tradicional corte de torta junto a antiguas y antiguos pobladores, quienes con su sola presencia iluminaron cada rincón del museo y recordaron la importancia de mantener viva la memoria colectiva.
Mariana Menna, encargada del Museo, compartió unas palabras cargadas de emoción y gratitud. “Yo solo lo vi, lo soñé, me enamoré de la idea y por suerte otros también”, expresó al recordar el origen del espacio cultural. Contó que el proyecto comenzó mucho antes de abrir sus puertas, en conversaciones sencillas, en el deseo de guardar lo nuestro y en la convicción de que Río Turbio necesitaba “un lugar que escuche, resguarde y abrace”.














Durante la celebración, Menna destacó el valor de las historias que llegan a través de los objetos donados por los vecinos, cada uno cargado de recuerdos y emociones. “¿Cuántas veces un vecino al donar una pieza nos contó su vida entera en un objeto? Todas”, señaló. Relató ejemplos conmovedores, como la fuente hecha con latas de dulce de membrillo utilizada por una vecina para preparar bizcochuelos, o piezas únicas en forma de animales, valijas, fotos, discos, libros, tejidos y recortes que reconstruyen, pieza por pieza, la identidad de la comunidad.
El Museo —fruto de un trabajo colectivo y sostenido— continúa creciendo gracias a quienes entienden que la memoria es una construcción compartida. “El trabajo es inmenso y hermosa la tarea”, afirmó Menna, agradeciendo profundamente a quienes contribuyen con historias, tiempo, objetos y afecto.
El cierre del festejo dejó un mensaje claro: preservar la memoria de Río Turbio es un compromiso de todos, una manera de honrar el pasado para seguir construyendo comunidad.