La influencia de las redes sociales en la vida ha cambiado la forma de entrenar en el gimnasio. Cada vez es más común que la gente se grabe y comparta su rutina de ejercicio, igual que sube lo que come o los conciertos a los que va. El debate, sin embargo, está creciendo entre quienes defienden la libertad de compartir contenido haciendo la sentadilla perfecta, levantando pesas o en una clase de spinning y los que buscan sudar en paz sin aparecer en el vídeo de nadie. Seguir leyendo
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