Un llamado a la empatía, la inclusión y el compromiso con los derechos de las personas autistas.
Al conmemorarse el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, una madre comparte su profunda reflexión sobre los desafíos y la realidad que enfrenta la comunidad autista. La reciente viralización de un caso en Chile, donde un estudiante autista tuvo un episodio de agresividad con su docente, desató una ola de comentarios discriminatorios y estigmatizantes en redes sociales.
Lejos de avanzar en la comprensión del autismo, situaciones como esta parecen hacer retroceder décadas de lucha por la inclusión. Es fundamental recordar que la violencia no es parte del autismo, sino del sistema que no ofrece los apoyos adecuados. Un entorno que no se adapta, que no escucha y que no brinda herramientas de regulación es el verdadero problema.
Los datos estadísticos actuales son alarmantes:
- 33% de coocurrencia entre autismo y discapacidad intelectual a nivel mundial.
- En Argentina, entre el 76% y el 90% de las personas adultas autistas están desempleadas.
- La tasa de abandono escolar en personas con discapacidad en Latinoamérica y el Caribe es del 45%.
- El tiempo promedio entre la primera señal de alerta y un diagnóstico confirmado puede tardar entre 3 y 5 años.
Ante este panorama, la pregunta es inevitable: ¿qué estamos haciendo para cambiar estas cifras?. Se necesita un sistema de salud y educación más accesible, diagnósticos tempranos, oportunidades de empleo, y una sociedad que abrace la diversidad.
Por eso, el compromiso debe ser diario. El autismo no desaparece a los 18 años, ni las necesidades de quienes viven con esta condición. Como comunidad, debemos garantizar que todas las personas autistas tengan acceso a una vida plena, con respeto, inclusión y derechos asegurados.
Porque hablar de autismo no es solo un acto de visibilización cada 2 de abril. Es una responsabilidad de todos, todos los días.
